Seguro que a estas alturas todos hemos oído hablar de los wearables: esos dispositivos que nos podemos poner y llevar como un complemento más de nuestro atuendo. En español el término podría ser “vestible” pero una vez más suena mejor en inglés. Aunque se han puesto de moda hace relativamente poco, es un concepto del que se va hablando desde hace mucho tiempo. Recuerdo perfectamente cómo hace años nos decían que llegaría el momento en el que, por ejemplo, habría tejidos “inteligentes” que podrían servir para diseñar camisetas que cambiaran de color según la temperatura del sujeto que las llevara. ¿Te gustaría llevar algo así?
Encuentra un trabajo que te apasione y no trabajarás nunca. ¿Cierto? Claro, si un trabajo nos apasiona no nos cuesta estar sumergidos horas y horas en él. Pero hay trabajos y trabajos, y algunos parecen difíciles de querer. Supongo que en cierta forma es el caso del soporte técnico. No suele ser un puesto de trabajo muy valorado y es difícil encontrar a personas que realmente les apasione un área en la que habitualmente están expuestos a las quejas de los usuarios, a resolver problemas constantes, a la presión de cumplir plazos y por tanto al estrés sostenido. Sin embargo, ¿te cuento qué cosas me encantan de este trabajo?
Ayer tuve que ir a mi centro de salud y al llegar a la puerta 30 comprobé que mi médico habitual estaba de vacaciones. Me indicaron que la Dra. X era su sustituta, así que busqué la consulta de esa doctora y encontré el siguiente aviso pegado en su puerta:
Los conjuntos-de-datos-grandes (sí, la verdad es que ‘Big Data‘ es un término más sonoro y corto) podrían ser definidos según tres dimensiones principales que en conunto constituyen las 3V que seguro que has visto en cualquier artículo sobre este tema. Así que hoy vamos a ver por qué Big Data se escribe con V.
Lo curioso del término Big Data es que hace referencia a conjuntos de datos que necesitan ser procesados (hasta ahí lo normal) y que por su tamaño o complejidad exceden las capacidades normales de procesamiento (ahí está lo interesante). Pero ¿dónde encuentro yo lo curioso?
Como habréis observado, me interesa todo lo relativo al uso de los juegos en contextos ajenos a ellos, en especial en el área sanitaria, pero os confieso que es un poco paradójico, porque personalmente me cuesta mucho implicarme en juegos electrónicos. Para que os hagáis una idea: nunca he jugado a Farmville, ni al Candy Crush Saga, ni a Apalabrados, ni a Triviados… Tampoco me atraen las videoconsolas, aunque si tuviera que elegir elegiría la Wii porque me parece más interesante ya que implica algo de actividad física. En mi smartphone no tengo ningún juego, y los que he tenido en su día se reducen a un juego de puzles, del que me cansé al terminar los niveles intermedios.
¿Quién no ha escuchado eso de «no juegues con tu salud»? Y en función de esa máxima, casi todos nos hemos visto enfrentados a la tarea de (intentar) cambiar una conducta firmemente asentada, un hábito consolidado. Y me diréis, perfecto, pero ¿qué tiene que ver todo esto en un blog sobre reflexiones tecnológicas?
Una de las cosas más desagradables para un usuario que contacta con su centro de soporte es que le vayan pasando de un grupo a otro, sin que se solucione nada. Y aunque al final se haga, muchas veces la sensación que perdura es la de haber sido una ficha en un parchís invisible pero gigante, y el deseo de no volver a llamar nunca más. Está claro que a todos nos gustaría que nos atendiera una única persona que resolviera nuestro problema de principio a fin, pero ¿por qué no es posible?
En las conversaciones que giran alrededor de las apps y su impacto en nuestra vida, aparece ya con cierta frecuencia el término gamification o gamificación en su traducción (casi fonética) al español. Cuando lo leí por primera vez, en una de las explicaciones que daban en Internet se hacía referencia a la Teoría de Juegos, pero no tiene nada que ver. Entonces, ¿qué es exactamente este término y a qué hace referencia?
Hace ya unos cuantos años, un compañero de trabajo nos contaba que le gustaba mucho jugar a los videojuegos, y nos explicaba sus logros, ventajas y bondades sin que le diéramos mucho crédito, la verdad.