De las Cartillas de la Seguridad social a la tarjeta Sanitaria Individual: Actualidad

Hace unos días reflexionábamos sobre qué datos pueden identificar a un paciente, estudiábamos el nacimiento de la Tarjeta Sanitaria Individual y su evolución y consolidación en los últimos años. ¿En qué situación estamos hoy en día?

La situación actual es que existen 17 TSI diferentes, con códigos de identificación de pacientes distintos según las comunidades, y cuando se vio la necesidad de llevar un registro a nivel nacional, se vio que crear una TSI nueva y global era impensable, así que se decidió crear una Base de Datos Poblacional a nivel de Nacional (BBDD SNS) que permitiera relacionar los CIPs proporcionados a los ciudadanos de cada CCAA con un número de identificación único válido para todo el territorio, que no pudiera cambiar y que fuera vitalicio.

Es decir, un paciente quedaría identificado por varios códigos: un código a nivel nacional, un código CIP a nivel autonómico, y en cada centro de salud u hospital por sus números de historia clínica, y en cada sistema por un código de identificación…

Eso sí, ¿qué pasa con los pacientes que no están registrados en Tarjeta Sanitaria? Porque hay que tener en cuenta que hay que cumplir una serie de requisitos para que te emitan la TS. Ahí surge otro problema: si la TSI es un medio para acreditar el derecho a la asistencia sanitaria, y a la vez es un medio identificativo, entonces si no cumples los requisitos para que te la emitan, ¿cómo te identifican? Es el problema de haber asociado identificación con acreditación.

De todas formas, y a pesar de las dificultades de la identificación única de los pacientes, la TSI tiene ventajas frente a las antiguas cartillas de la seguridad social. Vamos a enumerar los más importantes:

  • Permite conocer distribución demográfica poblacional y hacer previsión de recursos: No solo hay datos de pacientes, sino de los cupos CIAS, y demás.
  • Permitió reformar la  retribución a los profesionales con un sistema de capitación (cupos).
  • Permite conocer el estado de aseguramiento del individuo, es decir qué modalidad de prestación tiene. Y esto es importante para Farmacia (saber si eres pensionista o activo) a la hora del pago de recetas y los tipos de IT (Incapacidad Temporal).

Además permitió pasar de una estructura fija y piramidal en la que la cartilla familiar estaba adscrita a un médico de primaria, que a su vez tenía adscritos un equipo de especialistas y todos los miembros de la cartilla tenían que acudir a ellos, a un sistema más flexible ya que ahora es posible que cada poseedor de una TSI pueda estar adscrito a distintos dispositivos asistenciales, permitiendo la elección de médico.

Es decir, a pesar de los inconvenientes, nuestra TSI se ha convertido en un importante elemento para los pacientes, ya que podemos asegurar que es su llave de entrada al sistema de salud. Y eso se refleja en los sistemas informáticos, que pueden conectar con las bases de datos poblacionales para registrar sus pacientes en sus sistemas.

Por último, la identificación de los pacientes de forma global a lo largo de todo el SNS permite avanzar en la consecución del siguiente objetivo: la creación de una Historia Clínica Electrónica en todo el SNS. Un tema del que hablaremos largo y tendido en próximos artículos.


Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *