¿Demasiado viejo para TI?

Esta semana cayó en mis manos un artículo en el que se aborda una  cuestión que me parece muy interesante: la discriminación por razón de edad (ageism en inglés, o viejismo en español) que se comienza a dar en el mundo de las tecnología.

En España quizás aún no se note tanto, puesto que vamos a la zaga del desarrollo de las Tecnologías de la Información (TI) que tienen en EEUU, pero allí ya hay una gran cantidad de profesionales que han traspasado de sobra los 50 años y muchos ya están en su sexto decenio, aunque aún no están en edad de retiro. Profesionales con largas trayectorias en puestos eminentemente técnicos, muchos con éxitos y un sólido conocimiento de las TIC, pero que son rechazados sistemáticamente.

¿Qué pasa con ellos? En primer lugar, los ajustes de plantilla suelen comenzar por el sector más “encanecido”, y después, muchos de los que han sido despedidos no logran volver a encontrar un empleo del ámbito técnico. En uno de los comentarios (tan interesantes o más que el propio artículo), un profesional explica que en una ocasión se encontró en un proceso de selección en una empresa tecnológica puntera inmerso en “un mar de treintañeros” y por supuesto, no le cogieron.

La verdad es que este tema es uno de mis preferidos cuando discutimos sobre la posible evolución de las personas que trabajan en las TIC, cuando debatimos sobre qué será de ellas en el futuro. Y siempre hago las mismas preguntas: ¿Habrá programadores de 60 años? ¿Y técnicos de soporte de 65? ¿Lograrán jubilarse en este mundo? Y con “este mundo” me refiero al ámbito técnico, -puro y duro-, no al de gestión de proyectos, puestos ejecutivos o similares. ¿Cuántos Java Developer de hoy serán Developer (de lo que toque entonces) cuando cumplan 60 años?

Profundizando en este tema, las razones por las que se despiden y se dejan de contratar a personas mayores como técnicos parecen triangular sobre varios aspectos básicos:

  • Se considera que son conformistas y no reciclan sus habilidades técnicas, se quedan obsoletas.
  • Muchos consideran que un trabajador mayor no tiene el empuje, pasión y dinamismo que necesitan las compañías tecnológicas.
  • Los senior no suelen aceptar horarios imposibles y sueldos bajos, ni perder privilegios.

Al hilo del conformismo, de la falta de empuje y demás, se me vino a la cabeza el modelo de Cattell sobre la inteligencia cristalizada y la inteligencia fluida pero aplicado a este caso. Simplificando, los jóvenes técnicos rebosarían inteligencia fluida que -en un entorno líquido como el nuestro, que cambia cada día y al que hay que saber adaptarse-, es un valor añadido y del que las empresas tecnológicas quieren nutrirse. Y a medida que se madura se incrementa la inteligencia cristalizada, el conocimiento, la reflexión, la estrategia y los insights que permiten que la experiencia sea un grado (o lo siga siendo). Pero ese grado cuesta dinero, y parece compensar no retenerlo. Es más, parece que se establece una especie de rivalidad entre ambos tipos de perfiles, como si fueran incompatibles.

Quizás seríamos más inteligentes (colectivamente) si en las empresas se hiciera acopio de ambos tipos, en equipos no solo multidisciplinares, sino intergeneracionales donde lo fluido de unos, fuera cristalizado por otros, y así el rendimiento se maximizara. Pero está claro que la realidad manda. Y, como en otras muchas áreas, lo tecnológico está asociado a los valores de juventud y dinamismo, y en entornos no protegidos –como el sector privado-, ser un abuelo programador en activo, por ejemplo, será ser un rara avis.


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